En los últimos años, la salud mental se ha convertido en un tema central en la gestión del talento. Las empresas enfrentan aumentos en síntomas de estrés, ansiedad, agotamiento y desmotivación, impulsados por factores como la pérdida de propósito, la sobrecarga laboral, la hiperconectividad digital y la disminución de vínculos sociales. La evidencia muestra que el liderazgo es uno de los factores más determinantes en el bienestar emocional de los trabajadores, pudiendo impulsar el compromiso o, por el contrario, generar desgaste.

El rol del liderazgo en la salud mental

1. El estilo de liderazgo marca la diferencia. Un liderazgo que comunica con claridad escucha activamente y establece expectativas razonables contribuye a equipos más equilibrados y comprometidos. Por el contrario, la presión constante, la ambigüedad y la falta de apoyo incrementan el estrés y la ansiedad.

2. Algunos rasgos directivos pueden deteriorar el ambiente laboral. Comportamientos asociados al narcisismo, la manipulación o la frialdad emocional —conocidos como parte de la “tríada oscura”— afectan la cooperación, generan desconfianza y elevan el riesgo psicosocial. Estos estilos, aunque a veces logren resultados a corto plazo, provocan efectos negativos en el bienestar y la retención de talento.
3. La salud mental es un componente estratégico, no solo humano. Proteger el bienestar emocional de los trabajadores repercute directamente en la productividad, la innovación y la estabilidad de los equipos. En el Perú, además, la normativa de Seguridad y Salud en el Trabajo obliga a gestionar riesgos psicosociales y mantener condiciones que protejan la salud física y mental.

¿Qué debe hacer la empresa?

Comprender el impacto del liderazgo permite a los empleadores:

• Evitar riesgos legales relacionados con entornos de trabajo perjudiciales.
• Reducir rotación, ausentismo y pérdida de productividad.
• Fortalecer la cultura organizacional y el compromiso del personal.
• Alinear el estilo de liderazgo con la sostenibilidad de la operación.

Recomendaciones prácticas para líderes y empresas

1. Desarrollar programas de liderazgo saludable. Formar a jefes en comunicación, retroalimentación respetuosa y manejo emocional mejora significativamente el clima laboral.
2. Monitorear riesgos psicosociales y clima interno. Reuniones periódicas, encuestas y análisis de indicadores permiten detectar señales tempranas de desgaste.
3. Establecer límites sanos de carga laboral y tiempos de respuesta. La desconexión digital y la distribución equilibrada del trabajo son esenciales para prevenir agotamiento.
4. Corregir conductas tóxicas. Incluir criterios de trato adecuado en evaluaciones de desempeño y actuar rápidamente ante comportamientos que dañen la salud mental del equipo.
5. Fomentar vínculos sociales y espacios de confianza. Pequeñas acciones —como reuniones presenciales breves o pausas de equipo— ayudan a fortalecer la cohesión y reducir el estrés.
6. Integrar la salud mental en el Sistema de SST. Implementar protocolos de prevención y atención, alineados con la legislación peruana, contribuye a un entorno laboral seguro y saludable.